1,6 mil millones de toneladas.
Esta es la cantidad de alimentos que se pierden o desperdician cada año en el mundo. Según la FAO, esta cifra equivaldría a un tercio de lo que producimos en el mundo.
De continuar con este impulso, podríamos alcanzar los 2.100 millones de toneladas para 2030, mientras que la población mundial seguirá creciendo.
Cuando hablamos de residuos, muchas veces pensamos en fechas de caducidad vencidas o en productos sin vender. Sin embargo, los residuos se producen durante todo el ciclo de vida del producto.
Se han puesto en marcha soluciones para reducir el desperdicio, como almacenar productos cuya fecha de caducidad esté próxima, donar artículos no vendidos, educar a los consumidores, etc.
Y es sorprendente que más del 50% de los residuos se producen en la fase anterior de la cadena de valor en España.
Residuos en origen
El desperdicio en origen se refiere a la pérdida de productos durante su proceso productivo.
Pérdidas= ocurren durante la producción, manipulación y almacenamiento postcosecha, procesamiento y transporte de los productos.
Residuos= se producen al final de la cadena de suministro (distribución, venta minorista y consumo final). En promedio, se pierde el 27% de la producción inicial y el 17% se desperdicia.
¿Por qué tantas pérdidas en origen?
Todas las etapas de producción durante las cuales se producen pérdidas:
Cosecha: se pueden observar pérdidas en la cosecha por varios motivos como condiciones climáticas extremas (calor excesivo, sequía, heladas, etc.) que pueden dañar los cultivos o incluso ciertas enfermedades y plagas de las plantas, que también pueden causar daños a los cultivos provocando pérdidas en calidad y cantidad.
Almacenamiento y clasificación: Las frutas y verduras tienen requisitos específicos de temperatura, humedad, manipulación y ventilación para prolongar su vida útil. Por tanto, unas condiciones inadecuadas pueden provocar un deterioro acelerado y, en consecuencia, pérdidas.
Calibración: las especificaciones de los distribuidores son demasiado estrictas e impiden a los productores vender parte de sus productos. Las redes de distribución, así como los supermercados, imponen estándares de tamaño y estética excesivamente altos.
🍏 Una manzana debe pesar al menos 90g.
🍅 Un tomate no puede tener un defecto mayor a 3cm.
🥘 El color de las lentejas también está controlado: una lenteja demasiado oscura no se puede vender en determinadas tiendas.
Transporte: al igual que la etapa de almacenamiento, el transporte puede aumentar el desperdicio si los productos sufren daños durante el traslado o a hay retrasos en la entrega que contribuyen a la pérdida de calidad.
¿Qué alimentos desperdiciamos?
Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, estos son los alimentos que más se desperdician en España:
Verduras y Hortalizas: 45% Pan fresco: 20% Frutas: 13% Leche y derivados: 10%
Desperdicio de alimentos y emisiones de gases de efecto invernadero
Si el desperdicio de alimentos fuera un país, sería el tercer contaminador del mundo después de Estados Unidos y China.
La producción agrícola requiere recursos como agua y energía en grandes cantidades. En España, el 72% del consumo de agua dulce se reserva para la agricultura. Cuando se desperdician alimentos, también se desperdician los recursos utilizados para producirlos, contribuyendo así a las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con la producción agrícola.
Además, la descomposición de los residuos de alimentos en los vertederos, sin acceso a oxígeno, produce metano. La huella de carbono se calcula ciertamente en términos de CO2, pero el metano es un gas de efecto invernadero muy potente. Se estima que es unas 25 veces más potente que el dióxido de carbono (CO2) para atrapar el calor en la atmósfera.
Medidas para reducir el desperdicio
La Comisión Europea ha declarado que quiere reducir el desperdicio de alimentos en empresas, restaurantes y hogares de la Unión Europea en un 30% de aquí a 2030 en comparación con 2020.
En 2021, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España apoyó a los productores de frutas y hortalizas para implementar un plan de acción a medida para reducir las pérdidas de alimentos y así ahorrar dinero.
Se han puesto en marcha algunas acciones como:
- Sensibilizar a los productores sobre los reflejos que pueden limitar las pérdidas durante la recolección y el transporte.
- Capacitar a los profesionales operativos y estacionales sobre las acciones correctas:
- Adaptar las condiciones y duraciones de almacenamiento según las necesidades específicas de los productos.
- Adaptar las herramientas internamente para un mejor manejo, reducir el scrap y optimizar las fases de corte o pelado.
- Desarrollar una oferta de circuito corto para superar las limitaciones de logística y especificaciones, apoyándose en los enfoques locales existentes.
En Bene Bono abordamos las pérdidas desde el origen, ofreciendo a los productores una alternativa: salvar del desperdicio productos considerados “fuera de la norma” pero que en realidad son deliciosos y de alta calidad… ¡Todo hasta un 30% más barato!
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